Las celebraciones tuvieron como telón de fondo un suceso histórico esencial en la historia contemporánea del mundo: la caída del muro de Berlín en 1989, evento que marcó el fin de la partición del mundo en dos bloques, determinada tras la segunda guerra mundial en torno a distintas formas de entender la organización de las sociedades y su orientación política.
En la segunda mitad del siglo XX, el planeta estaba partido entre el bloque comunista del Este, bajo la égida de la Unión Soviética, y el capitalista de Occidente con Estados Unidos a la cabeza. En su momento más crítico, esta fractura condujo al planeta al borde de la guerra nuclear, la tercera guerra mundial, a raíz del conflicto de los misiles en Bahía de Cochinos, Cuba, en 1961.
Cincuenta años después, la caída del Muro representó, en su momento, el triunfo de la libertad en el mundo. La represión, la dictadura del proletariado en la Unión Soviética y la estela de muerte que conllevó el proceso que se inició en 1917 con el triunfo de la revolución rusa, tocaron su fin cuando el comunismo demostró fracasar como sistema de organización económica y social.
En 1989, a la caída del Muro, centenares de hombres y mujeres en Berlín salieron a las calles, una fuerza multitudinaria que buscaba romper la división a la que había sido sometida una ciudad, un continente, el mundo. El Muro había sido levantado en agosto de 1961 y se desplomaba bajo la fuerza histórica de la libertad el 9 de noviembre de 1989.
En nuestro evento de conmemoración de este hecho en la USFQ intervinieron Tatiana Macías, principal organizadora de la Semana de la Libertad, quien resaltó cómo la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989, trajo consigo la eliminación de “barreras físicas y simbólicas que dividían a las naciones” y recordó a Santiago Gangotena, fundador de la USFQ, como un adalid de la libertad, una persona “que hizo cosas muy grandes por la libertad, en un pequeño lugar como el Ecuador”. Tatiana recordó a la persona que trabajó permanentemente por un mundo sin muros, “aquel que no tuvo miedo de incomodar y que con sus acciones diarias nos demostró cuán importante es este principio”.
La intervención de Jorje Zalles dio paso a la conferencia de fondo, siempre alrededor de la libertad, su definición (como lo ha dicho Zalles, la libertad se define por la carencia de ella: la carencia de libertad), su necesidad y su historia más reciente en las oposiciones trágicas del siglo XX y XXI. Para ello intervino el invitado especial de la jornada, Martín Krause, profesor de economía y columnista argentino, doctor en Administración de la Universidad Católica de La Plata.
Krause ha sido académico asociado del Cato Institute y profesor de Economía de la Universidad de Buenos Aires. Ha publicado El cuento de la economía, En defensa de los más necesitados, Proyectos por una sociedad abierta (con Alberto Benegas Lynch) y Democracia directa (con Margarita Molteni). En su exposición recordó a Santiago Gangotena, a quien definió como un "impresionante emprendedor de la educación", con lo que honró el legado de Santiago en la educación superior del país.
Krause explicó que una organización (un sindicato, una universidad o un partido político) son conjuntos de personas unidas por objetivos en común, pero las instituciones son las reglas de juego que permiten la cooperación social en mayor o menor medida. Su idea central aúna el desarrollo institucional y la prosperidad de las naciones.
“¿Por qué ciertas sociedades tienen mejores instituciones que otras?”, fue uno de los ejes que guio su conferencia. “Hay quienes dicen que tiene que ver con la herencia histórica, con la posición geográfica, con el papel de las ideas en la evolución de la sociedad”, con lo que dejó entrever que la institucionalidad no depende solo de normas y legalidad, sino de la forma política general que las naciones adoptan.
Para ello Krause realizó una radiografía de la institucionalidad de los países y cómo ha permitido que se desarrollen durante las últimas tres décadas. “El marco institucional de normas permite establecer pautas para que los países proporcionen mayor bienestar a sus ciudadanos, sean éstas normas formales o informales”, señaló.
Krause analizó cómo antes y después de la caída del Muro las sociedades de los países del Este bajo regímenes comunistas presentaron determinadas condiciones de vida en torno a sus instituciones y cómo la llegada de la libertad permitió mejorar drásticamente la prosperidad de dichas naciones.
“En el caso de Alemania se vieron varios ejemplos de ese cambio. Al término de la segunda guerra mundial, Alemania estaba destruida institucionalmente”, pero después de su reunificación tras la caída del Muro logró no solo integrarse a Europa sino convertirse en una de las naciones más prósperas del mundo.
En Berlín se sintetizó la historia del siglo XX y la caída del Muro fue uno de los mayores sucesos de la libertad en la historia contemporánea. Ahí se jugó su destino y el nuestro.
Como lo escribió el historiador británico Timothy Garton Ash respecto de los años de la caída del Muro, “todo esto terminó el jueves 9 de noviembre de 1989 cuando Günther Schabowski, dirigente de la RDA, dijo en una rueda de prensa que la gente de Berlín oriental podría cruzar la frontera, los periodistas le preguntaron que cuándo y por equivocación afirmó: «De inmediato». La noticia fue instantánea y la gente empezó a cruzar los puestos fronterizos”.
Valga dicha equivocación para confirmar nuestra sólida convicción en la libertad, la bondad, la verdad y la belleza. De este modo hemos consolidado nuestros principios institucionales, tres décadas y media después de la fundación de la Universidad San Francisco de Quito.
Como lo dijo Tatiana Macías en la culminación de la Semana de la Libertad 2023: “34 años nos dan la ocasión para derrumbar nuestro muro USFQ”.
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