El escritor Javier Vásconez gana el premio Espejo 2022 con el respaldo de la USFQ

El escritor Javier Vásconez gana el premio Espejo 2022 con el respaldo de la USFQ

Javier Vásconez, escritor ecuatoriano nacido en Quito en 1946, ha sido galardonado con el premio Eugenio Espejo 2022, en la categoría de creación literaria como reconocimiento a toda su obra. La postulación de Vásconez de este año fue respaldada por la USFQ y dos de sus obras han sido publicadas por nuestro sello editorial, USFQ Press: la novela La sombra del apostador —en su séptima edición de 2020— y la magnífica compilación de sus Cuentos reunidos, en 2018. 

Vásconez inició su carrera literaria en 1982 con la publicación de la colección de cuentos Ciudad lejana, punzantes retratos de la decadencia aristocrática ejecutados con un lenguaje barroco que evoca el retablo y la ornamentación de las iglesias quiteñas en sus visiones de sangre y destino. Desde esta primera obra, Vásconez se reveló como un estilista movido por las grandes pasiones humanas. De Ciudad lejana proviene uno de los relatos que se convertirán en emblemáticos dentro de su obra, “Angelote, amor mío”, escrito como la elegía de un amante que se dirige a la tumba de su amado. En adelante su trabajo literario suma nueve novelas que han obtenido éxito, reconocimiento de la crítica hispanoamericana y apasionados lectores hasta las más recientes, Hoteles del silencio, y El coleccionista de sombras, publicada en España, en 2021. El crítico Adolfo Castañón escribió en la revista Letras Libres de México, por ejemplo:

“La lectura de la novela La sombra del apostador (1999) de Javier Vásconez —como antes la de El viajero de Praga (1996) o de los cuentos incluidos en Un extraño en el puerto (1998)— me ha dejado un sabor a sueños antiguos y exactos. He recordado con su lectura ciertos cuentos de Hawthorne y de Kafka, de Melville, Onetti y García Márquez, que tienen en común entre sí una impregnación onírica, un magnetismo fantástico y una fantasía imantada que no sólo los vuelve memorables sino que resulta ser la prueba misma de su verdad, de su autenticidad.”

En un mundo de ruina e ira, de secreto, oscuridad y silencio, los personajes de Vásconez se suceden de un libro a otro y han ido poblando una galería de rencores y perfidias singularmente compleja. Entre esos personajes merecen capítulo aparte el médico checo Josef Kronz que se sumerge en los Andes y el siniestro Roldán, que aparecen en varios de sus cuentos y novelas. El autor se ha inclinado por una estrategia que prefiere construir ladrillo a ladrillo el espacio novelesco, a breves y medidas dosis, con una ambiciosa concepción del tiempo literario. La reiteración de estos personajes en varios volúmenes de su obra nos recuerda ciertos caracteres de uno de sus artistas más admirados, William Faulkner, el escritor del Sur de los Estados Unidos, padre de Santuario y Luz de agosto. Provisto de una conciencia que entiende al estilo como baremo de la resolución literaria, Vásconez ha enfrentado la novela de tintes góticos y abrevado en géneros tildados de menores como la novela negra, el policial o la novela de espionaje. Influenciada por Juan Carlos Onetti, Juan Benet, Vladimir Nabokov o Juan Rulfo, su prosa encuentra en el género del cuento su más depurada expresión. Especialmente dotado para la carrera de corta distancia como buen aficionado a los caballos y a los hipódromos que confiesa ser, ha escrito verdaderos camafeos como “El baúl de Lowell”, “Un extraño en el puerto”, “Crónica de la sangre”, o “Billy” —relato dedicado a Faulkner—. La USFQ Press tuvo el acierto de recoger los relatos de este aplomado ejecutante en su volumen de 2018.

En su discurso de agradecimiento del premio Espejo de este año entregado por el presidente Guillermo Lasso, Vásconez recordó al poeta ecuatoriano Jorge Carrera Andrade —también honrado con el premio de cultura Eugenio Espejo en 1977—, autor de Estanque inefable y Hombre planetario, cuya obra fue recogida y editada en 2017 por el ensayista y académico de la USFQ, Álvaro Alemán, en tres volúmenes. En su intervención, Javier Vásconez lamentó los pecados y omisiones cometidos con la cultura del Ecuador: “no puedo decir que no me duela que el olvido, el desinterés y la desidia hacia nuestros escritores y artistas suele ser una constante, casi una penosa tradición en nuestro país. Aunque sean ellos los que con su arte le dan un profundo sentido a la memoria de la tribu, un sentido de arraigo y continuidad a nuestras vidas”. 

Sin embargo, Vásconez se ha alegrado de que el premio Espejo siga intentando reconocer el trabajo intelectual, artístico y académico en el Ecuador, como al parecer ocurre con esta edición 2022 que da fe de una revitalización del mayor premio de cultura del Ecuador. Ojalá que así sea.

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