Por Isabel Merino
imerino@usfq.edu.ec
Y, para completar, los amigos les preguntan ¿qué va a estudiar tu hijo? Frente a esto, los padres no pueden sentirse más confundidos y no saben si van a guiar a sus hijos de la mejor manera.
“Nuestro hijo está próximo a terminar el colegio y no está seguro sobre su elección profesional.”
Muy probablemente este es un tema que agobia a más de un padre de
familia. Creen que esto solo ocurre en casa, que la falta de
comunicación y apatía de sus hijos no va ayudar a que el proceso fluya
de la mejor manera.
Elegir una carrera universitaria o una profesión o un oficio no es una elección que se hace al azar. Factores diversos como intereses, tiempo, economía, proyección a futuro, habilidades y aptitudes, entre otras, influyen poderosamente al momento de tomar una decisión.
Recordemos, por ejemplo, cuando tuvimos que escoger una carrera universitaria: ¿cómo fue este proceso?, ¿qué factores me ayudaron a tomar una decisión?, ¿la carrera que elegí me hizo feliz?, ¿si pudiera volver el tiempo atrás estudiaría lo mismo?
A veces queremos que nuestros hijos no comentan los mismos errores, o que tengan el mismo éxito, o quizá pretendemos plasmar los sueños que no hemos alcanzado.
Sin embargo, al momento de guiar a nuestros hijos debemos tomar en cuenta diversos factores que inciden en la búsqueda de una profesión. Por un lado, factores externos como presión social, tradiciones familiares o tendencias; y por otro lado, factores internos como autoconocimiento, habilidades, aptitudes, personalidad o valores. ¿Cómo lograr que nuestros hijos den un valor adecuado a cada uno de estos factores?
Es importante que la búsqueda de la propia vocación sea un proceso individual en el que la persona haya explorado e identificado todas sus fortalezas, habilidades y aptitudes, dejando que los factores externos no sean un peso decisorio sino más bien transitorio. Si queremos orientar a nuestros chicos debemos permitirles explorar este proceso de forma individual.
Por otro lado, guiar a los chicos únicamente mediante evaluaciones o pruebas estandarizadas nos pueden llevan a encasillarlos en opciones muy limitadas. Los tests son una buena herramienta pero no debe ser la única. Recordemos que estos no siempre reflejan la realidad de una persona y que varían mucho, según las circunstancias en las que fueron aplicados.
Como padres o formadores es importante fomentar la comunicación, confiar y tener las más altas expectativas en nuestros hijos, motivarlos hacia la búsqueda y la exploración personal, aceptar apoyo externo y, sobre todo, permitir que sean ellos los protagonistas de esta búsqueda.
Y en cuanto a las dudas, estas no deben ser motivo de angustia; por el contrario, vale la pena verlas como una gran oportunidad de aprendizaje, lo que nos permitirá guiarles y acompañarles en la búsqueda de la mejor decisión.
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