La diversidad étnica también está en las universidades

La diversidad étnica también está en las universidades



COMPARTIR. Jóvenes de diferentes pueblos y etnias se mezclan en las aulas y los eventos académicos, sin importar su vestimenta, ideas y costumbres. (Foto: USFQ)

En sus espacios no solo se estudia, sino que se intercambia y se hace amistad.
Jóvenes de varias culturas y nacionalidades que deciden continuar sus estudios universitarios tienen la oportunidad de conocerse un poco más, intercambiar ideas, conocimientos y sobre todo saber de las otras identidades en medio de la convivencia diaria.

“La universidad no es un lugar que está solo para estudiar, sino también un punto de encuentro”, comenta Alberto Jumbo, coordinador académico del Programa de Diversidad Étnica de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).

Y si bien no hay un apoyo total en materia económica para la preparación académica superior, existen incentivos como becas, préstamos y pagos parciales. Muchos alumnos waoranis, cofanes, secoyas, kichwas de la Amazonía, shuaras, otavalos, caranquis, saraguros, chibuleos, salasacas, kayambis, montubios, chachis, panzaleos, puruhaes y tsáchilas tienen que correr con los gastos de vivienda, alimentación y transporte.

En busca de una profesión

Los 444 estudiantes de diferentes pueblos y comunidades ecuatorianas que están inmersos en el Programa de Diversidad Étnica de la USFQ buscan especializaciones en medicina, nutrición, ingenierías, arquitectura, relaciones internacionales, música, educación y más.

La mayoría de ellos no regresa a sus comunidades porque siguen maestrías, generalmente fuera del país o se quedan en las ciudades donde consiguen buenos trabajos.

Sin embargo, no pierden el vínculo con su pueblo, asegura Jumbo, quien a pesar de haber nacido en Lago Agrio y sus padres en Loja, se confiesa descendiente de los paltas, un pueblo preincaico que ocupó la actual Loja.

Ante la preocupación de que la educación les está alejando de sus orígenes, señala que en la mayoría de los casos se da porque en sus comunidades no encontrarían la oportunidad para desarrollarse en lo que se prepararon, lo que en cambio sí consiguen en grandes empresas, incluso internacionales.

EJEMPLO. Muchos de los estudiantes no abandonan su vestimenta. (Foto: USFQ)

Trato igualitario

En los predios universitarios no hay discriminación ni marginación. Se integran en los estudios, los trabajos especiales e incluso en los grupos de amigos. “En general, existen un buen ambiente” comenta Jumbo, quien dice que él tuvo una buena experiencia.

En cuanto a la vestimenta, manifiesta que muchos de ellos la usan en su día a día, como el caso de los otavalos; sin embargo, hay otros que prefieren su uso nada más que en fechas festivas o ciertos actos especiales en el campus universitario.

Jumbo aclaró que la universidad no les exige ni impone nada en cuanto a este tema, porque creen que el uso de su vestimenta debe ser alto natural de cada estudiante. (CM)



REALIDAD. La mayoría de ellos no regresan a sus comunidades porque siguen maestrías, generalmente fuera del país. 
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