Las catástrofes son una oportunidad para generar empatía en los niños

Las catástrofes son una oportunidad para generar empatía en los niños

Los mensajes de apoyo no significan solo palabras de aliento, son también una oportunidad para enseñar a los niños valores como la empatía. Foto: EL COMERCIO.

Los mensajes de apoyo que se comparten en los productos para los damnificados del terremoto suscitado en Ecuador el pasado sábado 16 de abril de 2016, no sólo significan palabras de aliento en medio de la desventura, también son una oportunidad para enseñar a los más pequeños de la casa valores como la empatía y la compasión ante un hecho catastrófico. 
Aunque también en algo más altruista como donar su juguete favorito. Rueda comenta que pedirle a su hijo que se ponga en los zapatos del otro no solo es una ‘frase bonita’ sino una apuesta seria por humanizar la necesidad y sentirla como propia desde edades tempranas.


Así lo cree la psicóloga Nascira Ramia, docente de Psicología Infantil de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ). Para la profesional, los eventos trágicos son una oportunidad que los padres de familia tienen para ayudar en el desarrollo prosocial del niño. 

Es decir, que los pequeños se vinculen con la sociedad a través de la experimentación de sentimientos como la compasión y la solidaridad. Ramia considera que más allá de la edad de los niños, debe existir una invitación, por parte de los adultos, a que aporten desde su lugar, desde sus posibilidades, a la solución de los problemas generados por una adversidad como un terremoto. 

Para Tania Rueda, esa invitación a formar parte de la solución es una actividad que “realmente está al alcance de los pequeños”. Rueda, madre de un niño de 3 años, considera que el proceso para se genere vínculo con las personas desfavorecidas parte de una explicación sincera y real por parte de los padres a sus hijos. 

Para ella, los niños necesitan saber cómo funciona el planeta y las consecuencias que pueden ocurrir a las personas cuando suceden hechos como un movimiento telúrico. Sin embargo, lo más importante, sostiene Rueda, es mostrarles a los hijos “que la solidaridad está al alcance de sus manos”. 

Precisamente, para Ramia, la explicación y el diálogo juega un papel clave en el cómo se vive y se aporta a la solución de las catástrofes. Los niños necesitan sentirse acompañados de sus padres y conversar sobre lo que miran o lo que sienten a su alrededor, agrega. 

Sobre ello, Delia Muñoz, madre de un niño de 12 años y una niña de 10, expresa que la invitación a que los pequeños aporten su granito de arena ante la desgracia no termina siendo solo un gesto para sobrellevar los momentos difíciles, sino que inculca a los hijos que “la generosidad no es un solo un acción coyuntural, sino un estilo de vida”. 

En ese sentido, Ramia asegura que las etapas para vivir la empatía y la generosidad sí deben formar parte del crecimiento de los niños. Por ejemplo, para la psicóloga, existen actividades concretas que se pueden ejecutar según la edad de los pequeños. 

Para la profesional, de 0 a 3 años, los niños necesitan seguridad y descubrir los nombres de las emociones que sienten. De 3 a 5 años, los pequeños tendrán mayor comprensión de la realidad y podrán graficarlo en dibujo o redactarlo en cartas. 

De 5 a 8 años, la lectura puede ayudar a brindar una interpretación más profunda de una catástrofe y, finalmente, de 10 en adelante, los niños son capaces de procesar sus emociones y, por tanto, de involucrarse más y hasta brindar ideas para ayudar a los necesitados, agrega. 

Las cartas y mensajes de apoyo son los elementos que más han acompañado a los productos que entregan a los damnificados en los centros de acopio, para Ramia, ese ejercicio es clave para que el cultivo de la empatía por el otro se manifiesta en algo en concreto. 

Noticia tomada de: http://www.elcomercio.com/tendencias/catastrofes-sicologia-empatia-ninos-solidaridad.html


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