Reconditez en la historia, Opinión por Roberto Moncayo Morlás

Artículo de Opinión por Roberto Moncayo Morlás

En ocasiones, a los acontecimientos recogidos por la historia no se los conoce desde sus orígenes, sus antecedentes completos, por lo que siempre hay datos inéditos que vale la pena recordar para estructurar un balance integral de los hechos narrados por los estudiosos. En ese propósito, en las cortas líneas me refiero a puntos concernientes a jornadas electorales del pasado siglo.

En 1943, el Partido Liberal oficial y el gobierno de Arroyo del Río se aprestaban a nominar al candidato presidencial para las elecciones de junio de 1944. No intervenían en la selección de candidatos ni la facción que lideraba desde Guayaquil Francisco Arízaga Luque- frontal crítico de Arroyo-, ni el Dr. Humberto Albornoz Sánchez, distanciado también de las filas liberales y de Arroyo.

Liberales chimboracenses, que advertían cerrarse el ciclo del Partido Liberal en el poder, plantearon al Dr. Arroyo la conveniencia de postular a un candidato de transición y sugerían el nombre del Dr. Humberto Albornoz Sánchez, bajo el supuesto de que éste gozaba de simpatía en la derecha (fundó el Banco de Préstamos); no era mal visto por la izquierda (su voto dirimente como presidente de la Asamblea aprobó el Código del Trabajo, elaborado por el gobierno del Gral. Alberto Enríquez Gallo) y contaba con la simpatía de las fuerzas armadas (Albornoz fue integrante de las Juntas de Gobierno surgidas de la Revolución Juliana en 1925).

No se concretó la candidatura de Humberto Albornoz, quien en principio la aceptaba, de provenir del Partido Liberal y manteniendo franca distancia del gobierno de Arroyo lo que no agradó a los allegados a Carondelet. Así se dio paso a la candidatura propuesta por aquellos: Miguel Ángel Albornoz. Las elecciones presidenciales no se efectuaron. En mayo de 1944 se produjo la caída de Arroyo.

La presidencia de Galo Plaza- de 1948 a 1952- fue positiva para el país. Demócrata convencido, leal a sus principios, respetó la libertad de prensa. Como estadista, sentó las bases de crecimiento del “oro verde” (Ecuador llegó a ser el primer exportados mundial de banano. India sigue como primer productor, pero no exporta, sino que alimenta a sus habitantes).

Plaza buscó un segundo mandato en 1960. A la época Ecuador “vivía un estado de conmoción social. En América Latina germinaba una revolución social, el sur del continente se volcaba al cambio social”. Plaza, sintiendo el fenómeno, presentó un “plan de acción sistemático, estructurado con clara orientación social, evitando emociones y suavizando la lucha de clases, claramente al servicio de las masas… su rival y triunfador, Velasco Ibarra, aseveraba “que se sentía incapaz de resolver el problema social del Ecuador, pero que con su triunfo Dios proveerá y el pueblo creyó esto a pie juntillas” (Con la Democracia a Cuestas, pag. 67).

Velasco accedió a su tercer mandato. En las urnas venció el populismo, que incumple las ofertas de campaña, se desliza al autoritarismo y logra la concentración de poderes.

Assad Bucaram, líder de CFP, aspirante a la Presidencia, fue impedido de terciar en la lid electoral de 1979, por reforma legal de última hora del gobierno militar que creó como requisito para acceder a la primera magistratura “ser hijo de padre y madres ecuatorianos por nacimiento” (Bucaram tenía origen libanés).

Fue entonces que Bucaram ofreció su apoyo al candidato liberal Raúl Clemente Huerta, a condición de postular a la Vicepresidencia a Osvaldo Hurtado. Huerta rechazó la condición, ante lo cual CFP postuló a Jaime Roldós Aguilera, en binomio con Hurtado.

La alianza CFP-DP la había trabajado Hurtado, promocionando la candidatura vicepresidencial de Julio César Trujillo, quien la declinó. Contra toda encuesta, contra toda predicción, los candidatos de la coalición vencieron a Huerta y Sixto Durán Ballén.

Artículo de Opinión publicado en la Columna de "Editoriales" del Periódico Aula Magna de la Universidad San Francisco de Quito.

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