De Hitler y otras malas hierbas

De Hitler y otras malas hierbas

Artículo de opínión publicado por Carlos Freile en el periódico Aula Magna de la USFQ
El respetado historiador judío Michael Tagliacozzo, atento siempre a entender las razones del exterminio industrial de los judíos por el nacionalsocialismo, citó alguna vez al mismo Hitler: “Odio a los hebreos porque dieron al mundo ese hombre Jesús”. Si este testimonio no basta para desvirtuar ciertas afirmaciones antojadizas sobre el enajenado de la cruz gamada, tenemos la reflexión de otro judío, el escritor Maurice Samuel: “Jamás comprenderemos el inmenso y alocado alcance del antisemitismo si no damos la vuelta a los términos. Los nazifascistas tienen miedo de Cristo, porque creen en su omnipotencia, es a Él a quien están locamente decididos a aniquilar. Pero las palabras mismas Cristo y Cristianismo son demasiado impactantes y la costumbre de respetarlas está demasiado profundamente enraizada desde hace siglos. Es preciso, por consiguiente, trasladar su ataque hacia aquellos que son los responsables del nacimiento y de la expansión del cristianismo”.

Pero, ¿por qué Hitler odiaba tanto a Jesús? Porque predicaba el amor al prójimo, la preocupación por los débiles, en una línea totalmente contraria a uno de sus inspiradores, el filósofo de la moral de los señores, contrario a la moral del rebaño, Nietzsche. Hitler sostenía que el cristianismo había debilitado a los germanos, que era perentorio acabar con él para volver a hacer del alemán el pueblo de los señores dominadores del mundo, sobre las razas inferiores y contra las creencias debilitantes. El 13 de abril de 1923 Hitler afirmó, en el mejor estilo nietzscheano: “Siempre el más fuerte ha tenido el derecho de llevar a la práctica lo que quiere. La historia lo prueba: sin el sostén de la fuerza, el derecho no sirve para nada”. Y en otra oportunidad: “La idea de lucha es tan vieja como la vida misma, porque la vida se preserva por medio de la muerte de otros seres en la lucha… En este combate vencen los más capaces, los fuertes, mientras los menos adaptados, los débiles, están destinados a perder. Al principio de todas las cosas está la lucha…

El 27 de enero de 1937 el ministro de Culto de Baden prohibió la enseñanza de varias preguntas y respuestas del Catecismo Católico, entre ellas estas dos: 17.- ¿En qué consistía la mayor gloria del pueblo judío? -La mayor gloria del pueblo judío consistía en que de él nació el Redentor. En este sentido, dice Cristo: “La salud viene de los judíos” (Juan 4, 22). 28.- ¿Qué le falta a la persona que no es humilde? -A la persona que no es humilde le faltan el amor a la verdad y el valor. Las razones de la prohibición son evidentes: antisemitismo y abominación nietzscheana de la virtud de la humildad. Más perlas del Führer: “Siempre he sostenido que nuestros mayores enemigos son los judíos, los católicos y los comunistas”. “Para nuestro pueblo la religión es una cuestión capital. Todo depende de saber si permanecerá fiel a la religión judeocristiana y a la moral servil de la piedad, o si tendrá una fe nueva, recia, heroica... (Hermann Rauschning en su libro de 1939 «Hitler me dijo...»). Un poco de documentación auténtica libera de prejuicios y de informaciones tendenciosas.

Artículo de Opinión publicado en la Columna de "Editoriales" del Periódico Aula Magna de la Universidad San Francisco de Quito.

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1 comentario:

  1. Carlos Freile es un catedrático e historiador de primera línea. Sin embargo, no olvidemos que la historia es fácilmente sesgada, más aún cuando se exponen solo ciertas perspectivas acordes a nuestros dogmas... En este video, Richard Dawkins presenta clara evidencia de los enlaces de Hitler con el Catolicismo y su relación con las autoridades católicas de la época. Hitler fue bautizado en el Catolicismo, nunca renunció a esta religión y en varias ocasiones expresó su filosofía cercana a los dogmatismos de dicha religión.

    Vean este video: http://youtu.be/I1zB-S7QJCM

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